Madre divina del alado niño,
oye mis ruegos, que jamás oíste
otra tan triste lastimosa pena
como la mía.
Baje tu carro desde el alto Olimpo
entre las nubes del sereno cielo,
rápido vuelo traiga tu querida
blanca paloma.
No te detenga con amantes brazos
Marte, que deja su rigor al verte,
ni el que por suerte se llamó tu esposo
sin merecerlo.
Ni las delicias de las sacras mesas;
cuando a los dioses, llenos de ambrosía,
alegre brinda Jove con la copa
de Ganimedes.
Ya el eco suena por los altos techos
del noble alcázar, cuyo piso huellas,
lleno de estrellas, de luceros lleno
y tachonado.
Cerca del ara de u templo, en Paíos,
entre los himnos que tu pueblo dice,
este infelice tu venida aguarda;
baja volando.
Sobre tus aras mis ofrendas pongo,
testigo el pueblo, por mi voz llamado,
y concertado con mi tono el suyo
te llaman madre.
Alzo los ojos al verter el vaso
de leche blanca y el de miel sabrosa;
ciño con rosas, mirtos y jazmines
ésta mi frente…
Ya, Venus, miro resplandor celeste
bajar al templo; tu belleza veo;
ya mi deseo coronaste, ¡oh madre,
madre de amores!
Vírgenes tiernas, niños y matronas,
ya Venus llega, vuestra diosa viene;
el aire suene con alegres himnos,
júbilo santo…
Humo sabeo salga de las urnas,
dulces aromas que agradarla suelen,
ámbares vuelen, tantos que a la excelsa
bóveda toquen.
Pueblo de amantes, que a mi voz acudes,
a Venus pide que a mi ruego atienda,
y que a mi prenda la pasión inspire,
cual yo la tengo.
CORO DE NIÑAS
¡Reina de Chipre, diosa de Citeres!,
tú que a los dioses y a los hombres mandas,
¿por qué no ablandas a la dura Cloris?,
¡mándalo, Venus!
CORO DE NIÑOS
¡Reina de Pafos y de amores Diosa!,
tú que las almas llenas de placeres,
¿por qué no quieres que Dalmiro triunfe?,
¡mándalo, Venus!
PRIMERA NIÑA
Como la rosa
agradecida
da mil aromas
al amoroso
céfiro blando
cuando la halaga
y la rodea,
PRIMER NIÑO
haz que reciba
en su regazo
Cloris afable
al que la adora.
CORO DE NIÑOS
¡Reina de Pafos y de amores Diosa!,
tú que las almas llenas de placeres,
¿por qué no quieres que Dalmiro triunfe?,
¡mándalo, Venus!
SEGUNDA NIÑA
Como la yedra
halla en el olmo
vínculo firme
cuando la abraza,
SEGUNDO NIÑO
haz que a su amante
plácido rostro
ponga la ninfa
cuando la vea;
pábulo nuevo
halle su llama
en su querida,
dulce zagala.
CORO DE NIÑAS
¡Reina de Chipre, diosa de Citeres!,
tú que a los dioses y a los hombres mandas,
¿por qué no ablandas a la dura Cloris?,
¡mándalo, Venus!
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