En
tu boca roja y fresca
beso,
y mi sed no se apaga,
que
en cada beso quisiera
beber
entera tu alma.
Me
he enamorado de ti,
y
es enfermedad tan mala
que
ni la muerte la cura,
según
dicen los que aman.
Loco
me pongo si escucho
el
ruido de tu falda,
y
el contacto de tu mano
me
da la vida y me mata
Yo
quisiera ser el aire
que
toda entera te abraza;
yo
quisiera ser la sangre
que
corre por tus entrañas.
Son
las líneas de tu cuerpo
el
modelo de mis ansias,
el
camino de mis besos
y
el imán de mis miradas.
Siento
al ceñir tu cintura
una
duda que me mata,
que
quisiera en un abrazo
todo
tu cuerpo y tu alma.
Estoy
enfermo de ti,
de
curar no hay esperanza,
que,
en la sed de este amor loco,
tú
eres mi sed y mi agua.
Maldita
sea la hora
en
que penetré en tu casa,
en
que vi tus ojos negros
y
bese tus labios grana.
Maldita
sea la sed
y
maldita sea el agua...
Maldito
sea el veneno
que
envenena y que no mata.
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