Yo dije que me gustaba–ella me estuvo escuchando–que, en primavera, el amorfuera vestido de blanco.
Alzó sus ojos azulesy se me quedó mirando,con una triste sonrisaen los virjinales labios.
Siempre que crucé su calle,al ponerse el sol de mayoestaba seria, en su puerta,toda vestida de blanco.
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