Pura, encendida rosa,émula de la llamaque sale con el día,¿cómo naces tan llena de alegría,sí sabes que la edad que te da el cieloes apenas un breve y fugaz vuelo,y ni valdrán las puntas de tu rama,ni púrpura hermosa,a detener un puntola ejecución del hado presurosa?El mismo cerco aladoque estoy viendo riente,ya temo amortiguadopresto despojo de la llama ardiente.Para las hojas de tu crespo senote dio Amor de sus alas blandas plumasy oro de su cabello dio a tu frente.¡Oh fiel imagen suya peregrina!Bañote en su color sangre divinade la deidad que dieron las espumas.¿Y esto, purpúrea flor, esto no pudohacer menos víolento el rayo agudo?Róbate en una hora,róbate licencioso su ardímientoel color y el aliento;tiendes aun no las alas abrasadasy ya vuelan al suelo desmayadas;tan cerca, tan unidaestá al morir tu vida,que dudo si en sus lágrimas la Aurora,mustia, tu nacimiento o muerte llora.
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