La Mancha y sus mujeres... Argamasilla, InfantesEsquivias, Valdepeñas. La novia de Cervantes,y del manchego heroico, el ama y la sobrina(el patio, la alacena, la cueva, la cocina,la rueca y la costura, la cuna y la pitanza),la esposa de don Diego y la mujer de Panza,la hija del ventero, y tantas como estánbajo la tierra, y tantas que son y que seránencanto de manchegos y madres de españolespor tierras de lagares, molinos y arreboles.
Es la mujer manchega garrida y bien plantada,muy sobre sí doncella, perfecta de casada.El sol de la caliente llanura vinariegaquemó su piel, mas guarda frescura de bodegasu crazón. Devota, sabe rezar con fepara que Dios nos libre de cuanto no se ve.Su obra es la casa –menos celada que en Sevilla,más gineceo y menos castillo que en Castilla–.Y es del hogar manchego la musa ordenadora;alinea los vasares, ls lienzos alcanfora;las cuentas de la plaza anota en su diario,
cuenta los garbanzos, cuenta las cuentas del rosario.
¿Hay más? Por estos campos hubo un amor de fuego,
dos ojos abrasaron un corazón manchego.¿No tuvo en esta Mancha su cuna Dulcinea?¿No es el Toboso patria de la mujer ideadel corazón, engendro e imán de corazones,a quien varón no impregna y aún parirá varones?Por esta Mancha -prados, viñedos y molinos-que so el igual del cielo iguala sus caminos,de cepas arrugadas en el tostado sueloy mustios pastos como raído terciopelo:por este seco llano de sol y lejanía,en donde el ojo alcanza su pleno mediodía(un diminuto bando de pájaros punteael índigo del cielo sobre la blana aldea,y allá yergue un soto deverdes alamillos,tras leguas y más leguas de campos amarillos),por esta tierra, lejos del mar y la montaña,el ancho reverbero del claro sol de España,anduvo un pobre hidalgo ciego de amor un día–amor nublóle el juicio: su corazón veía–.Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llanoeterna compañera y estrella de Quijano,lozana labradora fincada en tus terrones–oh madre de manchegos y numen de visiones–,viviste, buena Aldonza, tu vida verdadera,cuando tu amante erguía su lanza justiciera,y en tu casona blanca ahechando el rubio trigo.Aquel amor de fuego era por ti y contigo.Mujeres de la Mancha con el sagrado motede Dulcinea, os salve la gloria de Quijote.
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